martes, 28 de julio de 2009






Los años maravillosos
( relato anonimo encontrado en internet )





Nada le fascina más a un niño de 10 años que todo lo que hacen y dicen los jóvenes de 20 años. Así me pasó a mí. Emocionado y atraído por esa única generación en la historia —quizás la que más ha cambiado las relaciones humanas—, fui un gozoso espectador del pelo largo, las barbas hirsutas, los huaraches, los morrales. No sólo tuve mis ojos bien abiertos... también mis oídos: descubrí una música sorprendente: los Rolling Stones, los Doors, Pink Floyd, The Who, Emerson Lake and Palmer, los mismísimos Beatles, Yes, Jethro Tull, Frank Zappa, Santana... (¿cuál me falta?). Cerca, muy cerca de mí, vi desfilar un mundo increíble, asombroso, delirante, donde se vivía una impensable libertad en medio de un mundo irreal de viajes alucinantes, de colores estridentes (¡la enloquecedora psicodelia!) creado, en buena medida, por ciertas drogas como la marihuana y el LSD.
Más tarde —ya en mi generación—, esa bellísima utopía (amor, libertad, placer, paz) se estrelló de frente contra el inexpugnable muro de la realidad. La crueldad de las relaciones sociales, económicas e históricas acabó con ese hermoso sueño. Pero no sólo eso, también las frías e impersonales reglas del juego de la naturaleza hicieron su parte: las maravillosas sustancias, que permitían viajar por los insondables derroteros del inconsciente, resultaron no ser inocuas.

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